Despertando como la hermanastra de cenicienta - Capitulo 5
Despertar como la hermanastra de Cenicienta – Capítulo 5
—¿Sabías que aparecería el Hada Madrina?
A la mañana siguiente. Ella, cuyo rostro brillaba, susurró en secreto.
Ella parecía haber notado el significado de «Puedes estar resentida conmigo ahora, pero llegará el día en que me lo agradecerás».
A pesar de que su magia había sido eliminada, todavía estaba empapada de las emociones de ayer.
En lugar de responder, sonreí en silencio. A diferencia de ayer, cuando estaba animada, estaba extrañamente deprimida.
—Pensé que todas las cosas como las hadas y la magia eran solo inventos…
Ella, que había estado murmurando emocionada, dejó caer los hombros, borrando el final de sus palabras. Luego prosiguió con voz melancólica.
—El tiempo pasó tan rápido.
—Sí lo hizo.
—¿Se acordará de mí?
—Quién sabe.
Respondí impotente, recordando los ojos azules del hombre cuyos ojos me atravesaron sin dudarlo. Y…
«Nunca. No vayas a ninguna parte».
El tono grave de su voz se quedó en mis oídos.
—Parece que me enamoré a primera vista.
—¿Es eso así?
Un suspiro escapó de nuestras bocas y las de Ella al mismo tiempo.
—A menos que tome prestado el poder de la magia, un momento tan onírico nunca volverá a suceder, ¿verdad?
N/C: Del sueño o relacionado con las imágenes y sucesos que se imaginan mientras se duerme.
Ella preguntó con una cara que parecía que no podía atreverse a ser codiciosa. Sus ojos parecían tristes.
Me preocupaba lo que pasaría si Ella se quejaba de que quería que vinieran más hadas, pero no sucedería porque era una niña bondadosa.
Parecía saber desde el principio que tenía que dejar de soñar. Sabía que había sido vestida a través de la magia, por lo que había corrido con todas sus fuerzas.
Sin embargo, yo era la único que regresaba a una dura realidad, Ella tenía una vida color de rosa que pronto se desarrollaría frente a ella.
Pero no dije mucho. Las razones eran complicadas en muchos sentidos.
Solo miré el rostro dolorosamente distorsionado de Ella sin decir una palabra.
* * *
Pasaron unos días así. Y, como era de esperar, llegó la noticia de que estaban buscando a una mujer a la que se le había caído un zapato de cristal en el baile real. Se decía que el príncipe se casaría con la mujer cuyos zapatos de cristal le quedaran bien.
Cuando era niña, lo leía sin pensarlo mucho, pero ahora que lo miraba por mí misma, era absolutamente absurdo.
Declarar que se casaría con una mujer que conoció brevemente en el baile no era diferente de dos personas que se conocían en un club y se dirigían directamente al salón de bodas.
Sobre todo, ¿cuántas mujeres había en este país, para buscar una mujer una por una y hacer que se probaran un zapato? Además, ¿cuántas personas podrían tener la misma talla de pie?
En otras palabras, los pies de alguien más podrían calzar en el zapato incluso antes de llegar a nuestra casa.
La idea de que la única manera de encontrar a una mujer que lo enamoró a primera vista de que quería casarse con ella era que las mujeres se probaran su zapato era absurda.
A menos que sufriera de ceguera facial severa, significa que era tan estúpido que ni siquiera podía recordar el rostro de la mujer con la que bailó durante horas.
El desarrollo curiosamente improbable animó mi interés que se había desvanecido.
La impotencia que me atormentaba después del baile también ayudó.
Todo me estaba molestando, así que me porté como si no importara.
* * *
—¡Hermana!
Estaba sentada en mi habitación mirando fijamente por la ventana cuando escuché un ruido. La puerta se abrió con el sonido de pasos fuertes y Ella entró corriendo.
Cuando vi la cara sonrojada de Ella, supe lo que iba a decir.
Finalmente, es nuestro turno.
—Ve y prueba que es tu zapato. Y muéstrales que también tienes el otro par.
No tenía nada que ver conmigo de todos modos. Ella me agarró del brazo, haciéndome señas con una cara melancólica, diciendo:
—Bajemos juntas.
No tenía ganas, pero acepté su petición y la seguí.
Mientras bajaba las escaleras, Drizella estaba poniendo su pie en su zapato. No iba a encajar de todos modos…
En el momento en que negué con la cabeza, exclamó Drizella.
—¡Oh! ¡Se adapta a mi pie!
¿De ninguna manera?
Sorprendida, corrí hacia Drizzella y miré sus pies. Me preocupaba que se hubiera cortado el dedo del pie o el talón para encajar en el zapato.
Pero sus dedos de los pies y los talones estaban bien.
Sin saber lo que había pasado, mi boca se secó, pero el príncipe que estaba sentado en la silla se levantó y abrió la boca.
—Si eres la dueña del zapato, por favor da un paso adelante.
Drizella se alegró por un momento de que le quedara bien en el pie, luego sacudió la cabeza y se lo quitó.
—Estos zapatos no son míos.
Drizella respondió como el leñador en [El hacha de oro y el hacha de plata].
«¿Cómo te rindes tan fácilmente?».
Ante su increíble comportamiento, miré a Drizella con ojos algo sobresaltados. El príncipe asintió con la cabeza como si supiera la razón sin preguntar por qué.
Entonces los ojos del príncipe se volvieron hacia mí.
«¿Por qué yo?».
No tuve más remedio que estar de acuerdo, recordando la trama de que el personaje principal era el último en probar el zapato.
Puse mi pie en el zapato con una cara que no tenía ni una pizca de expectativa.
«¿Qué?».
Mi pie calzó. No solo entró, sino que me quedó muy bien.
Me sorprendió la situación inesperada. Las hermanas tienen el mismo tamaño de pie y, a menudo, usan los mismos zapatos juntas, por lo que este parece ser el caso.
—Si eres la dueña del zapato, por favor da un paso adelante.
El príncipe dijo lo mismo que antes. También negué con la cabeza como Drizella.
No solo no era la dueña del zapato, sino que, a diferencia del hermoso exterior, el zapato era demasiado pesado e incómodo para caminar. Era lo suficientemente difícil incluso para caminar correctamente, y mucho menos para bailar.
Admiré a Ella que había bailado durante horas con este zapato duro e incómodo mientras corría con todas sus fuerzas en él.
Habló con una sonrisa cortés, pero los ojos y el tono del príncipe tenían una sutil sensación de intimidación. Definitivamente era un príncipe. No podía ser juzgado solo por su atractivo aspecto.
Debe haber sido lo mismo no solo para Drizella, sino también para muchas mujeres que habían pasado por el mismo zapato. Era obvio que pronto sería atrapada si insistía en que el zapato era mío. Drizella y yo queríamos vivir una larga vida.
Finalmente llegó el turno de Ella. El zapato se ajustaba perfectamente a su pie.
Mientras sacaba el par restante y se los ponía, el príncipe se acercó a ella con una cara brillante y la besó profundamente.
«Si empiezan a besarse con la lengua, moriré».
Apreté mis puños tímidamente y los miré con una mirada ligeramente torcida, pero de repente mi cuerpo fue girado por una gran fuerza.
—Ustedes hermanas parecen tener un pasatiempo de jugar a las escondidas.
Un hombre gruñó.
Era el hombre que conocí en el baile.
A diferencia del día en que tenía una mirada amable y gentil, el hombre tenía ojos fríos como si fuera a congelar todo a su alrededor.
Sentí escalofríos y traté de dar un paso atrás mientras tragaba saliva. Pero pronto fui atrapada por una mano firme.
—Recuerdo haberte dicho que no fueras a ningún lado y esperaras.
Dijo el hombre mientras acercaba su rostro al mío. Sentí como si un humo negro invisible saliera de su cuerpo.
Yo, que había estado congelada con una sensación de coerción, rápidamente recuperé el sentido y abrí la boca tras reflexionar en por qué estaba sucediendo esto cuando no hice nada malo.
—Disculpe.
—Drake Wolfrick Pearsson.
—Está bien. Sir Drake Wolfrick Pearsson.
Con cuidado de no cometer un error, dije su nombre nuevamente y él levantó la barbilla como si esperara algo.
—Llegué a mi casa por mis propios medios y ahora no sé por qué me tratas como a una criminal.
—Porque te atreviste a romper mi orden.
Resoplé.
—Hah.
Y lo miré.
A pesar de que era un caballero del Cuerpo de la Guardia Real, no tenía la autoridad para hacerme esto.
—Eres bastante grosero.
—¿Grosero?
Levantó una ceja y preguntó. Parecía estupefacto.
—¿O acaso mostraste algo de caballerosidad?
Ante mi pregunta, cerró la boca y juntó las cejas.
A pesar de que fruncía el ceño, su belleza seguía siendo la misma. Haciendo esto, parecía un modelo mirando a la cámara, frunciendo el ceño ante las demandas del fotógrafo.
«Cálmate por favor».
Luché por encontrar la compostura, sin arruinar la atmósfera. Sin embargo, no quería mantener la boca cerrada como una tonta.
—Pensé que era una petición educada. Debe haber sido una orden de Sir Drake Wolfrick Pearsson.
Cuando incliné la cabeza ligeramente y hablé, su frente, que había estado frunciendo el ceño, se contrajo más y se movió.
—Entonces. ¿Vas a castigarme?
Pregunté en un tono cortés, pero, de hecho, su tono informal tan pronto como nos miramos me enojó sutilmente.
«Tú, vándalo. Si tan solo hubiera tenido éxito con mi primer amor, tendría un hijo de tu edad… Espera, ¿No es eso es un poco duro conmigo?».
De todos modos, no me gustó su repentino cambio de actitud. Fue agradable volver a verlo, pero eso no excusaba su rudeza.
—Si ese no es el caso, quiero que lo dejes pasar.
Miré mis hombros a los que se aferraba. Su mano, que tenía las venas abultadas, finalmente soltó mis hombros. Doblé ligeramente la rodilla y sonreí brillantemente y agregué.
—Espero no volver a verte nunca más.
Me di la vuelta, sin querer hablar más, cuando escuché su voz.
—¿Por qué?
Una voz delicada, pero grave, me detuvo cuando me di la vuelta.
—Debes haberlo olvidado, pero fuiste tú, Anastasia, quien rechazó mi pedido.
Como tenía una actitud más relajada que antes, levanté las cejas en silencio y lo miré.
Para decirlo de otra manera, no estaba equivocado. Claramente fue mi culpa irme sin decir nada a pesar de que me pidió que no me fuera a ningún lado.
Pero parecía ocupado, y no podía esperarlo indefinidamente, ya que no sabía cuándo volvería.
—Porque no parecías estar lo suficientemente libre como para preocuparte por mí. De todos modos, me disculpo por romper mi promesa.
Tan pronto como me disculpé con una cara tranquila, su voz resonó en mis oídos.
—Corrí, te esperé.
Tomé un pequeño respiro. Aunque no era gran cosa, mi corazón comenzó a acelerarse.
—Y estaba preocupado.
Mientras enfatizaba sus palabras, sus ojos azules estaban reflejándome solo a mí.
Normalmente, habría resoplado diciendo: «¿Por qué te preocuparías si ni siquiera me conoces?», pero el hecho de que él estaba preocupado por mí flotaba en mi cabeza.
Lo miré a los ojos fijamente, olvidando que me iba a dar la vuelta.
—No esperaba que te fueras así. Cuando vi el lugar vacío, ¿debería decir que sentí una sensación de impotencia?
Sacudió la cabeza con una sonrisa amarga. Luego continuó, volviendo a hacer contacto visual.
—Fue una experiencia por la que no quería pasar de nuevo, así que supongo que me irrité. Por favor, perdóname por mi rudeza.
Se inclinó y se disculpó cortésmente.
«¿Qué quieres decir con que no querías volver a pasar por eso?».
Incliné la cabeza, su expresión me hizo parecer que ya había pasado por esto antes, pero rápidamente deseché mis pensamientos, porque su voz, que antes parecía afilada como un cuchillo, se había vuelto dulce como si hubiera sido cubierta con miel.
Los ojos de los demás todavía estaban enfocados en Ella y el Príncipe. Así que nadie nos prestó atención.
Mientras el Príncipe, Ella, Drake y yo estábamos juntos, no muy lejos unos de otros, se sentía como si dos obras de teatro se estuvieran representando simultáneamente en un escenario.
Por supuesto, la actuación principal se consideraría Cenicienta, pero ese no era mi caso.
En este momento, los protagonistas aquí éramos Drake y yo.
Más que cualquier otra cosa, el hecho de que no era otra que yo quien hizo que este hombre corriera preocupado, hizo que mi corazón, que había estado muy hundido, se emocionara.
En cierto sentido, ¿no sería esta la versión medieval de «¡Eres la primera chica que me dejó plantada»?
Ah, qué popular me he vuelto.
Habiendo luchado por controlar los latidos de mi corazón, cerré los ojos ligeramente y dije.
—Yo fui la causante, así que tomaré la responsabilidad.
Entonces acepté su disculpa, intentando decir una expresión como de una dama noble.
—¿Me estás perdonando?
—¿Debería ser un poco más mezquina?
Cuando le pregunté tímidamente, sus labios rígidos dibujaron una elegante sonrisa. Sus ojos eran tan deslumbrantes que se sentía como si un halo brillara detrás de su espalda.
Al ver eso, tuve una corazonada.
Finalmente, el protagonista masculino también se me apareció.
Traducción | LemonMochi
Corrección | Zami